miércoles, 19 de junio de 2013

En dónde se originan y hacia dónde van los impuestos

 
En muchas ocasiones los ciudadanos se preguntan: ¿Quién se inventa los impuestos? o ¿Qué se hace con el dinero de los impuestos? para resolver estas inquietudes es necesario comprender quién crea los impuestos y hacia dónde se dirigen los recaudos que hace la DIAN; quién los distribuye, quiénes los ejecutan y a quienes beneficia, no sin antes mostrar que el impuesto es un recurso público.
 
El Estado garantiza la propiedad privada de las personas, además es el legítimo titular de los bienes de la sociedad: los bienes públicos. La forma de obtener y administrar estos bienes la ejercen las instituciones estatales o las entidades privadas delegadas para tales fines. Veamos algunos conceptos:

 ¿Qué se entiende por lo público? Es el  conjunto de instituciones, intereses,  espacios, bienes y servicios que se escapan de la esfera  de lo individual para convertirse en asunto de todos: Parques, carreteras, hospitales, escuelas, acueductos y también la cultura, el conocimiento, la educación y las leyes del país, entre otros. Los ingresos del Estado, como los tributos recaudados y administrados por la DIAN, entran a formar parte de estos bienes.

 ¿Quién crea los impuestos? La Constitución política le otorga al  Congreso de la República el poder tributario y lo faculta para establecer los tributos, para modificar o  derogar los existentes y para señalar la  estructura de cada gravamen. Las iniciativas legislativas pueden provenir del propio Congreso o del Gobierno. Igualmente, mediante proyectos de acuerdos o de ordenanzas, los concejos municipales y las asambleas departamentales pueden reglamentar los impuestos territoriales que estén amparados legalmente.

 ¿Hacia dónde van los impuestos nacionales? Los impuestos recaudados y administrados por la DIAN, entran a formar parte del presupuesto general de la  nación, el cual es el conjunto de recursos, aprobados también por el Congreso, que se utilizan para financiar los gastos y las inversiones que debe hacer el Estado y así realizar las obras públicas y prestar servicios y bienestar para la población.

 ¿Cuál es el papel del presupuesto y el de las instituciones? El presupuesto general de la nación para cada año, debe estar en correspondencia con el plan nacional de desarrollo; señala los ingresos, gastos e inversiones del Estado; orienta el destino de los recursos públicos de la vigencia los cuales debe ejecutar y administrar cada una de las instituciones del Estado, como los Ministerios, órganos de control, departamentos administrativos, institutos, unidades administrativas, el propio congreso  y demás entidades nacionales.

 ¿Cuánto será el ingreso tributario nacional en el 2013? Se espera que la DIAN recaude 108 billones de pesos en impuestos.

¿Cuánto es el presupuesto nacional de gastos e inversiones?  Para el año 2013 el presupuesto general de la nación aprobado es de 185,5 billones de pesos. Puede incrementarse en cerca de 3,5 billones para alcanzar los 189 billones de pesos.
 
 
De esta forma se distribuye el presupuesto entre 31 sectores o frentes que atiende el Estado, representados en 210 entidades que administran la ejecución.  


Se espera que con esta reflexión, todos los ciudadanos valoremos la importancia del impuesto como bien público, comprendamos el origen de los tributos y el poder tributario del congreso de la república, contribuyamos al cuidado del presupuesto general de la nación, encontremos la importancia de conocer el plan nacional de desarrollo y nos  estimulemos a participar en el control sobre la ejecución de los recursos públicos que realizan las instituciones estatales.

Finalmente, se recuerda que la labor realizada por las instituciones del Estado para dirigir  los recursos públicos orientados a solucionar necesidades de la población, se debe al aporte de usted y de cada uno de los colombianos al pagar oportunamente los debidos impuestos a la DIAN.

 
Cultura de la Contribución, un compromiso de construcción colectiva de sociedad y bien común.

martes, 11 de junio de 2013

El Ciudadano Contribuyente

Independiente de la forma que asuma el Estado, aparece el ciudadano y las distintas maneras de ejercer la ciudadanía. En toda sociedad, los ciudadanos son las personas que construyen el Estado.

Usted, su familia, sus amigos, los compañeros de estudio o de trabajo y también aquellas personas que no conocemos pero vemos en los distintos lugares de las ciudades, en el campo,  en las empresas, en la calle, en los medios de transporte, en fin, en todos los lugares, además de la ocupación, bienes, edad, creencia, género, gustos y costumbres, todos son ciudadanos.

Ser ciudadano es una condición no entendida, no asimilada. El ejercicio de la ciudadanía puede darse de forma pasiva,  con una identidad, un nombre, un domicilio, una rutina y el cumplimiento de funciones naturales para suplir necesidades básicas y primarias.

Como consecuencia, el ejercicio incompleto o inapropiado de las funciones ciudadanas, lleva a la constitución de Estados injustos que amparan regímenes carentes de igualdad, libertad y bienestar de la población.

En estas épocas se ha descubierto que no basta con pertenecer, con ser invitado de número o hacer solo parte de las estadísticas; se requiere de algo más, que esa pertenencia tenga sentido y para que cada acción cobre importancia se requiere de la participación consciente y permanente; es decir, de una ciudadanía activa

El ejercicio de una ciudadanía activa se refleja en acciones. Una acción que merece destacarse es la de la solidaridad. Cuando se presenta una catástrofe a nivel local o mundial, se acude de inmediato al llamado de la solidaridad. Desde luego, la mayoría de ciudadanos somos sensibles al hecho ocurrido y a la invitación a mitigarlo por algún medio. Se dan y damos aportes, limosnas, contribuciones, ayudas, colaboraciones y donaciones; nos sentimos altamente satisfechos.  Sin embargo, siendo este el primer peldaño de la solidaridad,  allí  no se agota la solidaridad; allí comienza.

En otro tipo de acciones, más cualificadas, el ciudadano en ejercicio de sus funciones, emprende acciones con sentido, se dispone a construir organización, llámese ésta sociedad o Estado. Con la organización contribuye conscientemente a la solución de necesidades sociales. Junto a otros ciudadanos, comparte no solo los valores e intereses comunes y diferencias; adquiere un compromiso, responsabilidad y corresponsabilidad. Su trabajo y función como persona y ciudadano interactúa con el trabajo de los otros ciudadanos; las soluciones a las necesidades sociales y a los conflictos ya no son producto de la sensibilidad reactiva, son producto de la participación, de la organización racional y solidaria que previó estratégicamente las acciones.

La ciudadanía  activa va construyendo una sociedad incluyente y justa, en donde la participación se convierte en contribución. Por tanto, en la contribución del ciudadano al Estado y en el retorno de ésta mediante soluciones y beneficios, cobra vida la verdadera solidaridad ciudadana.  Si esta contribución se efectúa como se ha venido señalando, el ciudadano contribuyente sentirá satisfacción por contribuir solidariamente.

Para que todo esto se haga realidad preguntémonos: ¿Qué debo hacer como ciudadano si quiero una mejor sociedad?


Cultura de la Contribución. Un compromiso de construcción colectiva de sociedad y bien común