martes, 11 de junio de 2013

El Ciudadano Contribuyente

Independiente de la forma que asuma el Estado, aparece el ciudadano y las distintas maneras de ejercer la ciudadanía. En toda sociedad, los ciudadanos son las personas que construyen el Estado.

Usted, su familia, sus amigos, los compañeros de estudio o de trabajo y también aquellas personas que no conocemos pero vemos en los distintos lugares de las ciudades, en el campo,  en las empresas, en la calle, en los medios de transporte, en fin, en todos los lugares, además de la ocupación, bienes, edad, creencia, género, gustos y costumbres, todos son ciudadanos.

Ser ciudadano es una condición no entendida, no asimilada. El ejercicio de la ciudadanía puede darse de forma pasiva,  con una identidad, un nombre, un domicilio, una rutina y el cumplimiento de funciones naturales para suplir necesidades básicas y primarias.

Como consecuencia, el ejercicio incompleto o inapropiado de las funciones ciudadanas, lleva a la constitución de Estados injustos que amparan regímenes carentes de igualdad, libertad y bienestar de la población.

En estas épocas se ha descubierto que no basta con pertenecer, con ser invitado de número o hacer solo parte de las estadísticas; se requiere de algo más, que esa pertenencia tenga sentido y para que cada acción cobre importancia se requiere de la participación consciente y permanente; es decir, de una ciudadanía activa

El ejercicio de una ciudadanía activa se refleja en acciones. Una acción que merece destacarse es la de la solidaridad. Cuando se presenta una catástrofe a nivel local o mundial, se acude de inmediato al llamado de la solidaridad. Desde luego, la mayoría de ciudadanos somos sensibles al hecho ocurrido y a la invitación a mitigarlo por algún medio. Se dan y damos aportes, limosnas, contribuciones, ayudas, colaboraciones y donaciones; nos sentimos altamente satisfechos.  Sin embargo, siendo este el primer peldaño de la solidaridad,  allí  no se agota la solidaridad; allí comienza.

En otro tipo de acciones, más cualificadas, el ciudadano en ejercicio de sus funciones, emprende acciones con sentido, se dispone a construir organización, llámese ésta sociedad o Estado. Con la organización contribuye conscientemente a la solución de necesidades sociales. Junto a otros ciudadanos, comparte no solo los valores e intereses comunes y diferencias; adquiere un compromiso, responsabilidad y corresponsabilidad. Su trabajo y función como persona y ciudadano interactúa con el trabajo de los otros ciudadanos; las soluciones a las necesidades sociales y a los conflictos ya no son producto de la sensibilidad reactiva, son producto de la participación, de la organización racional y solidaria que previó estratégicamente las acciones.

La ciudadanía  activa va construyendo una sociedad incluyente y justa, en donde la participación se convierte en contribución. Por tanto, en la contribución del ciudadano al Estado y en el retorno de ésta mediante soluciones y beneficios, cobra vida la verdadera solidaridad ciudadana.  Si esta contribución se efectúa como se ha venido señalando, el ciudadano contribuyente sentirá satisfacción por contribuir solidariamente.

Para que todo esto se haga realidad preguntémonos: ¿Qué debo hacer como ciudadano si quiero una mejor sociedad?


Cultura de la Contribución. Un compromiso de construcción colectiva de sociedad y bien común


No hay comentarios.:

Publicar un comentario